Nos cuenta Luis Hierro López que, en unos de los momentos más duros del último gobierno colorado, Jorge Batlle, al concluir que debían hacer un nuevo ajuste fiscal, le dijo: “vamos a perder la próxima elección como en la guerra, va a ganar el Frente Amplio, va a gobernar 15 años, pero al final va a fracasar”.[*]
La charla ocurrió en febrero de 2003.
La frase profética, amerita algunos análisis. Lamentablemente no podemos saber -quizás Luis lo sepa- por qué Batlle tenía la convicción del fracaso del FA. Es notorio que luego de 15 perdió el gobierno. ¿Pero se debe considerar que ha fracasado?
Para ser certeros en la reflexión, deberíamos definir “fracaso”. Cuando hablamos de un gobierno, fracaso debería ser que sus indicadores principales den mal y por ende, su pueblo padezca esos resultados. Esa situación conlleva costos políticos para el Partido que dirige ese gobierno. También puede haber un fracaso del Partido de gobierno, a pesar que los indicadores nacionales, no estén mal al momento de la elección. Esto último le ocurrió al Partido Colorado en 2004. Si bien ya en 2003, la economía nacional comenzaba a recuperarse, el porrazo de 2001 y 2002 fue tal, que la factura política se pagó -y se sigue pagando- en la calle Martínez Trueba.
Un rápido recorrido por los gobiernos del FA, nos muestra que de entrada, tomó un país en crecimiento (2005), reconocido por el propio Presidente Vázquez. Administró un viento de cola que ayudó a crecer a tasas históricas. Se hicieron reformas (sin entrar en el detalle de sus ventajas o desventajas), comenzaron a mejorar los índices económicos (no era muy difícil luego de tocar fondo en 2002). En la Administración Mujica se derrochó sin parar. Se gestionó el Estado con una planificación inadecuada, cuando la hubo. Pero a pesar que había menguado al final de ese período, el viento de cola seguía soplando. La segunda gestión Vázquez que va terminando, navegó en piloto automático. Un fatigado presidente, no pudo ponerle el ímpetu que la responsabilidad obliga, como sí lo hizo en su primer mandato. Por múltiples razones que debemos analizar en otra oportunidad, el FA perdió la reciente elección.
¿Podemos hablar de fracaso?
Si lo miramos como el objetivo -lógico- que se había impuesto el FA de retener el gobierno por cuarta vez, sí lo es.
Si miramos los grandes indicadores del país, advertimos que a este gobierno las cosas no le salieron bien. Recibió de manos de Mujica -reconocido en el entorno presidencial de Vázquez- una situación en las cuentas públicas muy compleja, que esta administración agravó. En materia de seguridad, nunca se estuvo peor. Lo mismo en educación. Aquellas áreas, como por ejemplo ésta última, es dónde más creeríamos, a priori, que el FA iba a andar bien, el fracaso ha sido absoluto. El otro gran fracaso es el área social. Lo que comenzó como una salida asistencial ante la crisis (el necesario y no menos marketinero PANES), declinó hacia una burocracia enquistada al mejor estilo comunista -no en vano lo lideraron ellos estos 15 años- que lejos de terminar con la fragmentación, la fue ampliando, hasta llegar al récord de personas en situación de calle y de familias viviendo en asentamientos irregulares.
Los ideales en los que se paró siempre la izquierda mientras estuvo en la oposición, se cayeron. Educación, transparencia (capítulo aparte que también amerita su análisis propio), cohesión social, defensa de las empresas púbicas (otro gran capítulo). Todos indicadores en rojo y a la baja como balance de éste período.
Esto podría respondernos la pregunta sobre el fracaso del FA. Pero es el fracaso del gobierno del FA, por sobre todas las cosas. El fracaso del FA, es más profundo. Se trata de la falta de liderazgos contundentes (algo que no es exclusividad de esa coalición de partidos), del dominio interno y parlamentario de los sectores más radicales (MPP y PCU), de la pérdida de su centro que le permitió ser exitoso para alcanzar el gobierno nacional.
Quizás nunca sepamos a qué se refería Jorge Batlle cuando auguraba 15 años de gobierno del FA y su posterior fracaso. Pero sí sabemos que los hechos le dieron la razón. Cómo se posiciona ese partido ante un escenario en el que por primera vez será oposición, luego de haber ejercido el gobierno de manera hegemónica por 5 lustros, va a responder cuánto le durará el fracaso.
[*] Este diálogo es recogido, además, en el libro Jorge Batlle, el Profeta liberal de Bernando Wolloch, Fin de Siglo, 2017. P. 219.
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