Buena parte del mundo está acosada por la pandemia del Covid 19. Son varias las hipótesis sobre el origen de este virus, desde el consumo humano de murciélagos y/o del pangolín; pasando por la supuesta relación con la tecnología 5 G y hasta las acusaciones cruzadas entre China y Estados Unidos, de haber sido liberado a propósito.
Vaya a saber si algún día sabremos exactamente cuál fue la causa de este desastre.
Lo que sí sabemos es que se trata de un enemigo que no se lo ve. Es tan dañino que una persona puede estar contagiando sin saber que tiene el virus.
Si bien su nivel de letalidad es bajo, el gran drama a evitar es el colapso del sistema de salud, como tristemente estamos viendo en Italia y en menor medida en España.
El personal de la salud, sin poder contar con medicamentos o vacunas que los proteja, queda expuesto al contagio.
Esto hace que se apele a múltiples estrategias de contención.
Una estrategia es disparar todas las alarmas a tiempo, pedirle a las personas que no se reúnan, que salgan de sus casas solamente si es imprescindible, suspender todos los eventos masivos, clases, etc.
Esta es la estrategia que, por ejemplo, ha tomado el gobierno de Uruguay. Y por ahora viene resultando.
Otra estrategia es relativizar la situación y continuar como si nada, entre otras cosas, para que la economía no se resienta. Al ser tan alta la propagación del virus, se multiplican los contagios y los sistemas de sanidad se saturan.
Otros países, como Inglaterra por ejemplo, comenzaron con una estrategia de no contener ni tomar medidas al respecto, a sabiendas que buena parte de la población se iba a contagiar y buena parte de los contagiados a fallecer. Pero primó, en principio, la necesidad de no perder pie en lo económico, aspecto que está afectando a todo el planeta.
Esta estrategia, al cabo de unos días, se dejó de lado y se comenzó a aplicar el mismo procedimiento que han adoptado otros países desde el inicio de la pandemia. Anécdota aparte, el Príncipe Carlos y hasta el Primer Ministro, Boris Jhonson, son portadores del virus.
Al igual que con el origen del virus, nadie puede determinar a priori, cuál es la mejor estrategia, sí se sabrá luego de pasada la catástrofe. Se contará cuántas personas perdieron la vida por causas asociadas a la pandemia (no mata sólo el virus), cuántos millones costó y hasta si hubo ganadores.
Pero eso lo sabremos dentro de un tiempo, que esperemos sea pronto.
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