Los demógrafos de vez en cuando nos dan la buena noticia que la esperanza de vida se extiende.
Claro que aún no llegan a los análisis de la inmortalidad que hace Yuval Noah Harari. Este punto será un buen debate para un próximo editorial.
La mayor esperanza de vida y con mayor calidad de vida, siempre será una buena noticia.
Como contracara, representa una debilidad para los sistemas previsionales. Más personas, viviendo más en la etapa de retiro, hace necesario más dinero para cubrir esas prestaciones.
En la mitad de la década de los ’90, en Uruguay, se llegó a la situación que el Banco de Previsión Social estaba colapsado y se volvió urgente, hacer una reforma que permitiera asegurar el pago de jubilaciones y pensiones. Así se creo el sistema de doble pilar: por un lado, el solidario del BPS y por otro, el de cuenta individual administradas en fondos, así nacieron las AFAPs.
En 2008, el gobierno de entonces impulsó una reforma a la seguridad social que flexibilizó el acceso a las prestaciones, haciendo colapsar nuevamente al pilar público. El BPS arrastra un déficit millonario año a año.
Al igual que 25 años atrás, reestructurar el sistema no admite la menor demora. Lamentablemente el gobierno que está terminando no tomó medidas para solucionarlo. A mitad del período (2017) ya había tirado la toalla en este asunto. Se declaraba por parte del ministro Danilo Astori la innegable necesidad de reforma, pero en la misma frase se advertía que el asunto quedaría para el período siguiente, o sea este, que se inicia en menos de un mes.
Será entonces uno de los grandes desafíos que tendrá la novel administración. Se trata de un asunto escabroso, que tiene muchas aristas, derechos adquiridos, aspectos impositivos y realidades del mercado. Pero además hay otra realidad muy importante que no se puede soslayar. Quienes deben sostener al sistema de reparto, son los trabajadores activos. Tenemos un nivel de desempleo que ronda el 10%. El mayor desempleo se da en los jóvenes, que son justamente, los que a largo plazo deben sostener el sistema y quienes se beneficiarían ampliamente del sistema de cuentas individuales aportando lo antes posible.
Por supuesto que todo gobierno desea que sus indicadores den resultados positivos, para mejorar la calidad de vida de los habitantes del territorio y para mejorar su aceptación.
Bajar la tasa de desempleo, aumentar el empleo en los sectores más jóvenes, reestructurar el sistema previsional sin lesionar derechos y encontrando el equilibrio necesario para una mayor calidad de vida, es uno de los puntos neurálgicos que tendrá el nuevo gobierno.
Por el bien de todos los uruguayos, deseamos que se hallen los caminos para lograrlo.
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