Se supo que el PIT-CNT, en votación dividida, resolvió hacer un acto de reconocimiento al Presidente de la República, Tabaré Vázquez.
Está muy fresca en nuestra memoria la campaña que hizo esa organización, en el mes de noviembre pasado, hacia el balotaje, en apoyo al candidato del gobierno. Son estos, episodios que van marcando, una y otra vez, la ligazón que existe entre organización sindical y partido político.
Hace mucho tiempo que venimos repitiendo que el PIT-CNT es el brazo sindical del Frente Amplio (FA). En algunos momentos de estos 15 años de administraciones frenteamplistas, el gobierno se movió conforme lo establecía el PIT-CNT, cambiando allí sus roles, siendo el FA el brazo político de los sindicatos.
Esta sociedad debería tenerla muy presente el nuevo gobierno que asumirá en 20 días, pues habrá por un lado un ejercicio opositor llevado adelante por los parlamentarios y otro, social, liderado por los frenteamplistas que dominan la Central Sindical y se imponen a quienes les endilgan ser la misma cosa que el FA.
Claramente el FA hará ese doble juego opositor, como lo hizo desde su fundación hasta 2004.
Por supuesto que homenajear a un Presidente, es dislate propio de fanáticos y compañeros, y no de representantes de los derechos de los trabajadores.
¿Qué argumentarán los promotores de esta servil idea? Seguramente, que en el gobierno de Vázquez los trabajadores han conquistado derechos que antes no tenían. Eso no es verdad.
¿Festejarán el fin de esta administración o el fin de la era progresista? No hicieron tal cosa en 2010, ni en 2015 cuando se fue Mujica.
Lamentablemente no son momentos en los cuales los trabajadores y quienes buscan trabajo la estén pasando muy bien. La tasa de desempleo ronda el 10%, siendo los jóvenes los más perjudicados. Las tasas que analizan los economistas de desocupados, subocupados y desalentados, llegó el año pasado al 19% de la población económicamente activa. Bajo esta administración se perdieron casi 50.000 empleos. La inflación ronda el 9%, teniendo el deshonroso récord, como se conoció en las últimas horas, de estar entre los 20 países de mayor inflación en el mundo. Es este el peor impuesto, el que más afecta a los que viven de su salario.
A su vez, la inseguridad galopante que vivimos es sufrida por trabajadores, centenares de ellos que pierden la vida año a año en nuestro país, cuando el presidente que será homenajeado, ganó las elecciones en 2014 prometiendo drásticas reducciones de los delitos más violentos.
Estos aspectos, esenciales para la vida económica de cualquier país y de sus trabajadores, deberían ser suficientes para que, quienes dicen representarlos, desistan de su interés partidario y pongan primero el interés de sus afiliados. Pero claro, es una quimera pedir eso, al brazo sindical del FA.
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